23 abril, 2012

PETER ZUMTHOR: MUSEO KOLUMBA, COLONIA


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"La noción de que nuestro trabajo es parte integral de lo que logramos nos lleva a los límites nuestras meditaciones sobre el valor de una obra de arte".
Peter Zumthor

El Museo Kolumba en Colonia, Alemania, es una obra notable del arquitecto suizo Peter Zumthor, ganador de premio Pritzker. En una muestra de maestría y sensibilidad, el arquitecto logra fusionar las ruinas de una iglesia católica destruida con una arquitectura moderna, sobria, minimalista y altamente sensible al tema que acoge: el arte religioso.



ANTECEDENTES
Una iglesia dedicada a Santa Columba, ubicada relativamente cerca a la soberbia catedral de Colonia, solía ser la iglesia más importante de la diócesis. Lamentablemente, la iglesia quedó totalmente devastada durante los bombardeos aliados que redujeron a la ciudad en ruinas durante la Segunda Guerra Mundial, a excepción de una antigua imagen gótica de la Virgen ubicada en un pilar, que sobrevivió intacta.

Iglesia de Santa Columba antes del bombardeo
La iglesia luego del bombardeo aliado. Nótese la esquina curva del Manufactum Warenhaus, también reconocible en otras vistas aéreas.

Esta imagen, denominada “la Madonna de las Ruinas” fue considerada para muchos un símbolo de esperanza durante los dolorosos y difíciles años de reconstrucción efectuada en la post-guerra.

Foto cortesía de Thomas/Archikey

De hecho, una capilla de base octogonal, diseñada por Gottfried Böhm en 1950, fue construida para honrar a la imagen de la Virgen. Un precioso valor histórico fue añadido a la importancia simbólica del lugar, cuando en 1973 se descubrieron ruinas romanas, góticas y medievales bajo la antigua iglesia.


Por esta razón, la asociación Kolumba, que mantiene una gran colección de arte cristiano (que va desde un retrato de la nuera del emperador Tiberio en el siglo I hasta nuestros días) encargó en 1997 un concurso en el que se pusiera en valor la antigua iglesia y al mismo tiempo un espacio que permita mostrar su colección de forma más holgada, en un área de 1,600 m2.


LA PROPUESTA
Peter Zumthor fue ganador del concurso presentando una propuesta ambiciosa y sutil al mismo tiempo: el edificio envuelve totalmente las ruinas de la iglesia y de hecho se fusiona con ellas y utiliza el nivel superior así como un ala lateral para albergar las áreas de exhibición. El edificio se construyó entre el 2003 al 2007.


Primera planta. Segunda planta. Tercera planta

Externamente, el edificio se caracteriza por su masividad, apostando por un juego volumétrico sencillo y severo, de colores cálidos y se integra por ende tanto a su contexto urbano como al sitio histórico donde se emplaza.



Sin embargo, a pesar de su masividad, el edificio se rodea de áreas de jardines que permiten una permeabilidad espacial dentro de la fábrica urbana.


La textura de delgado ladrillo gris, hecho a mano por Petersen Tegl de Dinamarca, atrapa los restos de la antigua capilla logrando una integración entre lo nuevo y lo antiguo.



Parte del éxito en esta fusión radica en la simpleza de la forma, el color y el material con que se enmarcan los estilísticos fragmentos góticos.



Detalle de la puerta. Foto cortesía de d.teil


Detalle de las escaleras posteriores. Foto cortesía de dorena.

Foto cortesía de teraform

Además de esta antigua arquitectura gótica empotrada en la fachada del nuevo edificio, llaman la atención las perforaciones practicadas en la fachada, conformando una especie de celosía hecha sobre la base de la trama de los propios ladrillos. Este efecto aligera la percepción masiva del volumen, tanto en uno de los costados como en la esquina, donde el edificio ha sido jerarquizado con una mayor altura.


Es sin embargo al interior donde el trabajo de Zumthor puede ser valorado en mayor integridad. El arquitecto ha envuelto tanto la capilla octogonal como las ruinas romanas con una doble altura soportada por finas columnas metálicas, de modo que genera un espacio monumental, dramáticamente iluminado por la celosía que filtra la luz indirecta. Este efecto me recuerda al usado por Luis Barragán en su Capilla de las Capuchinas en México.




El visitante realiza un recorrido dentro de la capilla a través un pasaje zigzagueante que se ubica sobre las ruinas. Este es un recurso utilizado en algunos sitios arqueológicos de manera de el visitante pueda experimentar la obra desde cerca, pero reduciendo el impacto sobre el patrimonio histórico (como, por ejemplo, en la Basílica de la Cisterna, en Estambul, Turquía).


Foto cortesía José Fernando Vásquez

Además de la capilla, el edificio incluye 16 salas de exhibición dispuestas en tres niveles, incluyendo uno sobre la iglesia. En ellas se acogen obras de arte religioso antiguo y contemporáneo, incluyendo algunos libros de arte sacro.


El recorrido de estas salas se ve amenizado por grandes ventanales en los que el arquitecto enmarca vistas del soberbio paisaje urbano circundante, reflejado además en el piso blanco pulido de estos ambientes.




El edificio también abre sus vistas a algunos patios, donde un sereno minimalismo zen acoge obras de escultores famosos como Richard Serra y Josef Wolf.





En suma, tanto en la forma, el material y el uso de la luz, el arquitecto logra imbuir al museo de un aire de serenidad y meditación, que si bien es perfectamente propicio para el arte católico que alberga, trasciende los límites de cualquier religión para imbuir al visitante de una atmósfera de espiritualidad alejada del bullicio mundano de la ciudad.


"Los dibujos arquitectónicos tratan de expresar el aura del edificio en su sitio tan fielmente como sea posible. Pero precisamente el esfuerzo de esta representación a menudo sirve para subrayar la ausencia del objeto en sí, y lo que emerge es la deficiencia de culaquier tipo de representación, curiosamente acerca de la realidad que promete, y tal vez -si la promesa tiene el poder de conmovernos- un anhelo por su presencia".
Peter Zumthor
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¡Feliz cumpleaños Claudio! Fue un gusto recorrer el Kolumba juntos.

11 abril, 2012

NEWGRANGE, BRÚ NA BÓINEE, IRLANDA: UNA TUMBA MEGALÍTICA

Una de las características más notorias de los monumentos antiguos es su profunda conexión con el paisaje, tanto entorno físico inmediato como su ámbito cósmico. Tanto la orientación, disposición y el alineamiento de monumentos con determinados fenómenos estelares, sugieren el rol de la arquitectura como un nexo simbólico entre el ámbito mundano y la otra vida. Tal es el caso de las tumbas Kofun en Japón, Bat en Omán, Stonehenge en Inglaterra o, más antiguos que todos ellos, los monumentos neolíticos en el valle del Boyne (Brú na Bóinne).

Estos últimos, anteceden a Stonehenge en mil años y están compuestos por 3 yacimientos: Knowth, Dowth y Newgrange. La UNESCO ha reconocido el valor de estos complejos declarándolos Patrimonio de la Humanidad.



Vista del yacimiento de Newgrange, el más importante del valle de Boyne

REVOLUCIÓN NEOLÍTICA VS. NEOLITIZACIÓN

Durante años se mantuvo la teoría de la Revolución Neolítica para explicar un cambio radical entre un estilo de vida recolector en el Paleolítico hacia uno más sedentario. La idea de Neolitización en cambio propone que se trató de un proceso largo y no un cambio brusco, por el cual los antiguos habitantes llegaron a niveles de desarrollo social y tecnológico mucho más avanzados de lo que se creía, llevando a cabo incipientes técnicas agrícolas, construcción de viviendas estructuras sociales complejas y demostrando un conocimiento e interpretación del paisaje que los rodeaba.




EMPLAZAMIENTO
Los tres túmulos Knowth, Dowth y Newgrange, se asientan en la ribera norte del río Boyne, y sus perfiles destacan en el valle relativamente plano, siendo perfectamente distinguibles entre sí a simple vista.

De ellos, Newgrange tiene la posición más privilegiada, ya que se asienta en una pequeña colina que preside un tramo curvo del río, otorgándole magníficas vistas del valle, por lo que presumo que además de tener un carácter visual, esta ubicación preferencial le confería propiedades simbólicas.


Vista de Newgrange desde Dowth, mostrando la conexión visual de estos monumentos.

CARACTERÍSTICAS

La función de esta enorme colina artificial ha sido objeto de debate. ¿Fue una tumba, un templo o ambos? Sin duda, el enorme esfuerzo que supuso su construcción y la estudiada relación entre su pasaje interior y la posición del sol indican un rol religioso, ceremonial y espiritual importante.





Hay tres aspectos que vale la pena destacar en Newgrange: la monumentalidad de la forma y su inserción en el paisaje, el detalle del arte neolítico y, por supuesto, la cámara interior.

En cuanto a su forma, se trata de un túmulo de planta ovalada irregular, ligeramente girado hacia el noreste, con un diámetro máximo de 76 m y una altura de 12 m.



En el lado de la entrada, la fachada se halla decorada con piedras adosadas a la pared. En realidad, esta es una interpretación de los restauradores, quienes encontraron estas piedras en el suelo, rodeando el monumento. Durante un tiempo esta reconstrucción fue objeto de críticas, ya que había quienes sostenían que las piedras habían estado originalmente en el suelo, estableciendo un ámbito sacro alrededor del monumento (un gesto similar al que se encuentra hoy en día en muchos templos japoneses). Sin embargo, estudios recientes demuestran la presencia de una sustancia aglutinante, que no hubiera sido necesaria si las rocas estaban en el suelo, pero sí de haber estado fijadas a la pared.





Sin embargo, a la entrada, un tajo semicircular resaltado por piedras de un color grisáceo, es una intervención contemporánea que remarca el ingreso al túmulo. Para ingresar, los visitantes ascendemos y descendemos unas escaleras que forman un puente sobre las rocas que se ubican a la entrada, por lo que se presume que el ingreso al túmulo habría estado restringido a un grupo especial de celebrantes, los cuales habrían ascendido y descendido por las rocas como parte de un ritual de purificación.



La entrada presenta dos aberturas separadas por un dintel: la inferior, que actúa como puerta y la superior, una ventana importante para las celebraciones solares.



El segundo elemento a destacar es que Newgrange tiene la mayor concentración de arte neolítico del mundo, grabado en las piedras que se encuentran tanto en la entrada, en las piedras alrededor como al interior de la cripta. Muchos de estos grabados difieren de los típicos encontrados en las cuevas prehistóricas y son más bien de carácter abstracto, con figuras geométricas y con el tema de la espiral como motivo más frecuente.




El tercer elemento es la cámara interior, a la que se accede por un pasaje estrecho de 17 m de largo, al cual puede acceder una persona por vez. La cámara está compuesta por una serie de losas que forman una especie de bóveda, mientras que a los costados se ubican 3 tumbas.



Lo más sorprendente es que durante el solsticio de invierno a las 8:58 de la mañana, un haz de luz penetra lentamente a través del largo corredor e ilumina las paredes de la cámara, por lo que se presume que significaba una conexión de los muertos y el sol, y por ende la trascendencia al más allá.


El fenómeno dura unos minutos, y puede ser observado por una semana, siendo el clímax durante el solsticio de invierno, cuando la cámara es iluminada por 17 minutos.

Fotos cortesía de Alan Betson

ETAPAS DE NEWGRANGE

La ocupación del área de Newgrange se llevó a cabo a lo largo de varios siglos, iniciándose en torno a 3,800 a.C. El túmulo en sí se construyó entre 3,300 y 2,900 a.C. en una ubicación prominente del paisaje. Estudios sugieren que el trazado original se inició con las piedras ubicadas al ingreso del sitio y al fondo de la cámara, lo que dio lugar al posterior pasaje.
Alrededor del año 3,000 a.C. aparecen otras estructuras complementarias, como una choza justo frente a la entrada y un pequeño promontorio hecho de cuarzo y granito.


El sitio continuó en actividad por muchos siglos, y entre 2,800 y 2200 a.C. aparecen monumentos complementarios al aire libre, como un área circular definida por postes. ¿Habría sido la versión en negativo del túmulo?


CONSTRUCCIÓN

"Deben haberse usado cerca de 2,000 grandes rocas para construir tdas las tumbas en Brú na Bóinne. La favorita entre las utilizadas fue grauvaca, una roca arenisca grisácea-verduzca.
Rocas mucho más pequeñas fueron usadas para fines decorativos y rituales -granito y limolita verde fueron traídos desde la península Cooley, el cuarzo vino de las montañas Wicklow y la caliza siderita fue extraida localmente.


Sea que la piedra haya sido extraída de canteras o recogida localmente, ésta tuvo que haber sido transportada a través de un paisaje accidentado -las dos tumbas mayores se hallan en la cresta de una colina. Piedras de hasta 2 toneladas pudieron haber sido cargadas por hombres con cabestrillos de cuerda con sobre postes. Las rocas más pesadas debieron haber sido arrastradas en trineos sobre rodillos de madera y jaladas con cuero trenzado o cuerdas de fibra. Puedo haber tomado hasta 4 días para que 80 hombres trajeran una roca de 4 toneladas desde una distancia de 3 km.

Imagen cortesía del museo de sitio de Brú na Bróinee

Cada una de las tumbas en Brú na Bóinne pudo haber tomado 15 años para su construcción, dependiendo del número de gente participante.

La primera tarea consistió en observar el sol durante algunos años para determinar el alineamiento correcto; esto era realizado probablemente con postes de madera. El ancho y longitud del pasaje y la cámara fueron luego demarcadas y fosas para las piedras fueron excavadas usando picotas hechas de cornamentas de animales y palas hechas de omóplatos de ganado. Luego de que las piedras estructurales fueron colocadas en las fosas mediante palancas, las piedras de los dinteles en el pasaje pudieron ser izadas y colocadas. Los techos en voladizo fueron construidos con gran destreza y finalmente cubiertos por una losa. Debió haberse usado madera sólida para el andamiaje y apuntalamiento. En cuanto las piedras fueron acomodadas en su sitio, los artistas las decoraron.

Imagen cortesía del museo de sitio de Brú na Bróinee

Todo el proceso debió haber sido supervisado por líderes sociales o religiosos; la construcción de las tumbas muestra gran habilidad en el trabajo con la piedra así como conocimiento de arquitectura, arte megalítico y astronomía."
Museo de Brú na Bóinne


Imagen cortesía del museo de sitio de Brú na Bróinee

***

- Probablemente reservar una entrada para espectar este evento en el solsticio de invierno debe ser carísimo – pregunté a mi anfitrión.
- No, en realidad puede inscribirse cualquiera y luego se hace un sorteo para un pequeño grupo de afortunados. Me parece un sistema justo. – me respondió.

Lo curioso es que, dado el clima irlandés, es factible que ese día se encuentra nublado o lloviendo. Por lo que me cuentan, eso es tomado como un mal augurio entre la población. Por el contrario, si está soleado, aparecerá en primera plana en los periódicos nacionales.


Foto cortesía de Cyril Byrne

Muchas gracias al Profesor Fintan Hoey por su amable companía y explicación.